Clostridiosis entéricas
Héctor Puente
Gerente de la unidad de diagnóstico y autovacunas (UDAVET)
Los clostridios son bacilos grampositivos, anaerobios y formadores de esporas. Al igual que E. coli, tanto Clostridium perfringens como Clostridioidies difficile son microorganismos comensales que colonizan el tracto digestivo del cerdo desde los primeros días de vida y que si se multiplican de forma intensa pueden producir problemas entéricos en lechones lactantes.
Etiopatogenia
Clostridium perfringens es una bacteria abundante en el suelo y en el tracto digestivo del hombre y de distintos animales. Su patogenicidad está relacionada con la producción de toxinas, dividiéndose en 5 tipos o toxinotipos, en función de la producción de 4 toxinas principales: las toxinas alfa (α), beta (β), épsilon (ε) e iota (ι). Dos de estos tipos, C. perfringens tipo A y tipo C, son causa de procesos entéricos en lechones.
C. perfringens tipo A es un componente mayoritario de la microbiota porcina, detectándose de forma habitual tanto en lechones sanos como diarreicos. Produce una toxina principal, la toxina α, y puede producir toxinas accesorias, como la toxina β2, sin que hasta el momento se haya podido demostrar de forma clara el efecto de estas toxinas sobre los enterocitos o el epitelio intestinal.
C. perfringens tipo C, por el contrario, es un componente minoritario de la microbiota porcina y produce dos toxinas principales, denominadas α y βEsta última es una potente enterotoxina que provoca daño en el epitelio intestinal, provocando un cuadro de diarrea hemorrágica en lechones en los primeros días de vida. La toxina β es sensible a la tripsina, viéndose su acción favorecida por el efecto antitripsina del calostro en los primeros días de vida.
Por su parte, Clostridium difficile es también una bacteria relativamente abundante en el suelo y el agua que coloniza el tracto digestivo de los lechones en los primeros días de vida, aunque rápidamente es desplazada por otros microorganismos de la microbiota. Produce dos toxinas, identificadas como toxinas A y B. Su multiplicación excesiva da lugar a un cuadro lesional de colitis con edema en el mesocolon y en otras localizaciones sistémicas.
Las diarreas asociadas a clostridios son consecuencia de una multiplicación excesiva de estos comensales, que producen toxinas con diferentes efectos sobre el epitelio intestinal o, incluso, a nivel sistémico. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con E. coli, no se han identificado hasta el momento diferencias entre los aislados presentes en animales sanos y en animales con diarrea.
Diagnóstico
Al igual que ocurre en el caso de E. coli, la detección de los genes que codifican las diferentes toxinas mediante técnicas moleculares sobre el ADN extraído de las heces es el método más común. Esta detección también puede realizarse a partir de cultivos, aunque el crecimiento de estas especies de clostridios requiere condiciones de anaerobiosis y de medios selectivos (medio Triptosa Sulfito Cicloserina o TSC), siendo particularmente compleja en el caso de C. difficile.
No obstante, la detección de clostridios y de los genes que codifican para sus toxinas no es concluyente desde el punto de vista diagnóstico. Es necesario considerar otros aspectos como el cuadro clínico o lesional, así como descartar la participación de otros agentes.
Aspectos claves en prevención y control
El tratamiento con antimicrobianos no tiene gran utilidad en los animales con enteritis graves causadas por bacterias del género Clostridium. Además, estos tratamientos afectan a la microbiota y pueden incluso agravar el proceso. Es por ello que las principales herramientas de control son de tipo profiláctico toxoides que se aplican a las madres para inducir una respuesta que protege a los lechones de forma pasiva.
- Se dispone de toxoides para la vacunación de las madres contra C. perfringens tipo C y C. perfringens tipo A. Su administración parenteral a las reproductoras durante la gestación, unido a un adecuado encalostramiento de los lechones, constituye la principal herramienta para el control de estas infecciones en las explotaciones porcinas.
• No existen, por el momento, vacunas comerciales para la prevención de las diarreas asociadas a C. difficile en lechones.
La microbiota tiene un papel muy relevante en la multiplicación de las bacterias del género Clostridium en los primeros días de vida de los lechones. Debemos favorecer la adecuada adquisición de esta y, en este sentido, el uso de productos probióticos en los lechones o en las cerdas podría ser de utilidad.
En el próximo capítulos hablaremos sobre las infecciones por rotavirus en el cerdo y de los aspectos a tener en cuenta en su control y prevención.
Referencias
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Prieto Suárez, C., Martínez Lobo, F. J., Segalés i Coma, J. y Carvajal Urueña, A. (2017) Enfermedades infecciosas del ganado porcino. 1.a ed. Zaragoza: Grupo Asís Biomedia.
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